Venta de alimentos en vía pública
Aproximaciones al concepto

La venta de alimentos en la vía pública constituye un fenómeno que reviste gran importancia sociocultural, económica y sanitaria. Este tipo de venta ha aumentado en varios lugares del mundo- y nuestro país no es ajeno a este proceso- debido a diversas causas socioeconómicas como el asentamiento de población en grandes zonas urbanizadas; el surgimiento de emprendimientos familiares en época de crisis, y en muchos casos como parte constituyente de la idiosincrasia de las comunidades como las ferias de productos artesanales en las plazas.

Los alimentos que se ofrecen en la vía pública presentan ciertas ventajas, no son costosos, incluyen una variedad de alimentos tradicionales, se sirven con rapidez, se pueden comer de inmediato, son dietas relativamente equilibradas desde el punto de vista nutricional y muchas veces resultan apetitosas. (1)

Hoy en día, las autoridades locales, las organizaciones internacionales y las asociaciones de consumidores son cada vez más conscientes no solamente de la importancia socioeconómica de los alimentos vendidos en la vía pública, sino también de los riesgos que esta situación conlleva. La principal preocupación concierne a la inocuidad de los alimentos, pero también involucran aspectos relativos a la higiene ambiental, el ocupamiento del espacio público, las alteraciones en el tránsito vehicular, entre otros. (1)
Debemos señalar que la venta de alimentos en la vía pública se encuentra contemplada en el Código Alimentario Argentino (CAA) y esto nos plantea la necesidad de establecer las medidas necesarias para salvaguardar la salud de los consumidores y promover las prácticas comerciales de este sector.


Aproximaciones al concepto

Las características de los puestos de venta, de los vendedores y también de la preparación de los alimentos callejeros puede ofrecer un riesgo para la salud de la población si en la preparación de los alimentos no se usa agua potable, no se siguen prácticas mínimas de higiene y adecuada manipulación, si no se hace una cuidadosa selección de materias primas y no se limita o previene la contaminación ambiental. Cabe destacar que en muchos casos este tipo de comercios son informales y quedan fuera de los sistemas de control, condición que aumenta el riesgo sanitario.

Los puestos de venta callejera tienden a aumentar considerablemente en las ciudades a medida que éstas se desarrollan, y en eso radica la mayor preocupación de las autoridades sanitarias locales. Asimismo, las políticas nacionales de incentivo y de créditos para economías familiares hacen que este tipo de comercios sea cada vez más común. A nivel local se hace necesario establecer programas estratégicos que acompañen este proceso de desarrollo de la comunidad. Nos surgen en este sentido varios interrogantes: ¿cuál es nuestro rol como Autoridad Sanitaria? ¿qué desafíos se nos presenta ante la verificación/ auditoría de los procesos en estos puestos?